INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

Claudio Esteban: “En la cárcel hay tanta droga como los medios de la administración quieren que haya”

      

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Escasez de materiales y de funcionarios, un número de internos superior al establecido, dificultades para la detención de drogas, analizamos con Claudio Esteban, coordinador de Prisiones del CSIF, la situación de las instituciones penitenciarias de Sevilla.
A veces pasa que de repente, cuando todos estamos pendiente de los datos económicos de la última EPA, de los dimes y diretes PP-PSOE-IU-PA, de los primeros pasos (para algunos segundos y terceros) de iniciativas políticas como Ganemos, Podemos, Ciudadanos, UPYD,  Equo; del próximo feSt, del último Seff, de la próxima Bienal, del primer tubo de la portada de la Feria, de actos sacramentales y onomásticas varias, de exposiciones, presentaciones de libros, conciertos de música y piezas de teatro, del Maestranza y de la Maestranza, del Betis, del Sevilla y de San Pablo, surge la noticia de la denuncia a la dirección de la cárcel de Sevilla-I por incumplimiento de las normas de salud laboral, o la noticia de la agresión de un interno del Hospital Psiquiátrico-Penitenciario a un funcionario, o la de dos hermanos internos que agreden a ocho funcionarios en la Cárcel de Morón de la Frontera, o la denuncia por parte del sindicato CSIF al director de la cárcel de Sevilla-I por robo y prevaricación al haber supuestamente “ordenado personalmente forzar las taquillas cerradas de funcionarios a un preso”.
Son noticias sobre la realidad penitenciaria en las que se puede percibir cierta sensación de aislamiento que va más allá de la condición de privación de libertad de los internos, y que se extiende también a los funcionarios que allí trabajan y a la vida en comunidad que allí se desarrolla. Se perciben así con cierto aire de vieja habitación cerrada, de rancio libro polvoriento, de ecosistema encerrado en una urna de laboratorio, como si lo de ahí dentro no tuviera nada que ver con lo de aquí fuera, porque lo de aquí fuera no quisiera saber nada de lo de ahí dentro.
Lo curioso es cuando algo digno de atención de los de fuera les lleva la mirada dentro, normalmente a través de algún personaje popular, o cuando la necesidad, de irá, miedo, justicia, lleva a invocar como indispensable ese espacio interior, donde la vida más que sigue se desarrolla en espiral dentro de esa otra vida que sí que sigue desplegándose sin parar, espacios estos como el Centro Penitenciario Sevilla-I, en Mairena de Alcor; el Centro Penitenciario Sevilla-II de Morón de la Frontera; el Centro Penitenciario de Alcalá de Guadaíra; el Hospital Psiquiátrico Penitenciario, que está dentro de Sevilla-I pero que tiene jerarquía independiente; el Centro de Inserción Social Luis Jiménez de Asua, de Mairena del Alcor; el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas, que está en un edificio próximo al CIS; y la Unidad de Madres, para que las mujeres que cumplen alguna condena puedan estar con sus hijos en sus primeros años de vida, y que está dentro del CIS pero es independiente.
Dentro de todas esas noticias sobre la realidad penitenciaria está la figura de Claudio Esteban, funcionario penitenciario y coordinador de Prisiones de CSIF en Sevilla, quien se ocupa de coordinar la acción sindical en las distintas instituciones penitenciarias de la provincia. Su voz está detrás de muchas de las reivindicaciones y denuncias de los últimos años en materia penitenciaria, provocando que la realidad de las prisiones vaya más allá del impulso humano tras el último suceso o del entertainment mediático y/o político.
Las prisiones en este país no dejan de ser un lugar de paso, de rehabilitación, de re-educación, de segundas e incluso terceras, cuartas, quintas oportunidades, o sea, lo que viene a llamarse un mundo de oportunidades, por ello habría que tenerlas en el centro de la vorágine informativa, además y no obstante, si el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, cobra más que el presidente del Gobierno, su importancia debe ser tal, que habría que preguntarse constantemente si las instituciones penitenciarias son dignas de un país como este y si son útiles para una sociedad como esta.
Reivindico más medios físicos y personales. Los de hace siete u ocho años. Y una revisión económica para proveer y restituir los elementos que se estropean.
“Perfectamente” afirma Claudio Esteban, “pero Sevilla-I es de 1989. La de Morón es más moderna, tiene un equipamiento más moderno”. De ahí surge la primera reivindicación del coordinador de prisiones del CSIF, “más medios físicos y personales. Los de hace siete u ocho años. Y una revisión económica para proveer y restituir los elementos que se estropean”, afirma Claudio, quien denuncia una bajada de presupuesto “notable”, y hechos concretos en relación con los materiales, como que “hay pocos walkies, y no hay dinero para baterías, los que se van estropeando no se van sustituyendo”, “en Sevilla-I por ejemplo los inhibidores de frecuencia eran dos. Uno de ellos lo arrancaron y así sigue”.
Otro inconveniente que han tenido los trabajadores de instituciones penitenciarias, como cualquier otro funcionario, tiene que ver con el salario, por la reducción producida en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez  Zapatero, quien bajó el cinco por ciento los salarios a los funcionarios, “y así continuaremos toda la vida”, añade Claudio, aunque informa de la devolución en la nómina del mes de enero del 25 por ciento de la paga extraordinaria suspendida en diciembre de 2012 por Mariano Rajoy.
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Claudio hace un repaso del número de internos de las Instituciones penitenciarias de la provincia de Sevilla. 1.300 en Sevilla I, 1.500 en Sevilla II, 140 en el Centro Penitenciario de Alcalá de Guadaíra, 180 en el Hospital Psiquiátrico, el cual está al límite, asegura. De 380 a 400 en el Centro de Inserción Social, también en una situación límite. Realizando trabajos penitenciarios de al menos dos horas al día, Claudio contabiliza 700-800 personas, “ha aumentado en los últimos años exponencialmente”, asegura.
“Lo que teóricamente debe de haber es un preso por celda salvo excepciones, lo que ocurres es que las excepciones son corrientes. Entonces en muchas celdas hay dos. Es verdad que ahora mismo no estamos tan mal para como estábamos antes, pero sí que es cierto que estamos por encima del ratio, que es 1008 en Sevilla-I y Sevilla-II”.
Y en las enfermerías de las prisiones Claudio avisa de la existencia de un problema pues están llenas de internos con enfermedades psiquiátricas, “para meter a alguien en una enfermería cuesta mucho porque están llenas. Eso es otro problema añadido”.
Los sanitarios están en todas las prisiones de Sevilla por debajo de la Provisión de Puestos de Trabajo.
En relación con el número de trabajadores, Claudio comenta un decrecimiento de un cinco por ciento de media, lo que afecta a la seguridad y a la funcionabilidad cotidiana. “El que se podía jubilar se iba jubilando y sus plazas no se han ido cubriendo. A los 60 años y con 35 de servicio se van a su casa, les conviene. Y cada vez somos menos”.  Según Claudio, desde el 2010 no se convocaban plazas. Este año se ha roto esa tendencia con la convocatoria de 74, “debería haber un mínimo de 500”, asegura. “En Sevilla-I hay una media de edad de más de 51 años. Los directivos aprietan para que no disminuya el número de funcionarios presentes, pero hay dificultades. Hacen que parezca que no pasa nada, pero sí que pasa”.
Y no solo los vigilantes están por debajo del nivel adecuado, sino también los sanitarios. “Los sanitarios están en todas las prisiones de Sevilla por debajo de la Provisión de Puestos de Trabajo (RPT). Morón en concreto es la que está peor, debiendo haber 12 enfermeros hay siete, teniendo en cuenta que uno de ellos es el supervisor, el jefe, y no tendría que hacer de ATS, realmente deben ser 12 más el supervisor y hay seis más el supervisor. Está muy por debajo de lo que debería ser”.
Según sus cifras, en Sevilla-I hay 540 trabajadores, en Sevilla-II 520, en el Centro Penitenciario de Alcalá de Guadaíra 120, en el CIS 70, en el Hospital Psiquiátrico 170. En total aproximadamente unos 1300 trabajadores.
Y con todos estos datos juntos, de nuevo la misma pregunta sobre la dignidad de las instituciones penitenciarias de este país, pero apuntando concretamente al respeto de los derechos humanos. Claudio Esteban asegura que se respetan, que no hay ningún problema, “que yo conozca nada, cero”, asegura, y critica a algunas Ongs de defensa de los derechos humanos que denuncian porque “tienen que justificarse para mantener sus subvenciones”. “Aquí te denuncia el preso porque no le has atendido, “este no ha querido hablar conmigo” y te denuncia al juez de vigilancia penitenciaria”, comenta.
Las sanciones son desorbitadas, buscando responsables cuando la responsabilidad la tiene la administración.
También critica las sanciones impuestas a los trabajadores, “el año pasado ocho suspendidos de empleo y sueldo”, a las que califica como “desorbitadas, buscando responsables cuando la responsabilidad la tiene la administración. Buscan una cabeza de turco”. “Las Ongs nos han denunciado multitud de veces. No ha prosperado ninguna. Nos han denunciado por cosas que después quedan en nada, y no se les da publicidad”.
Claudio Esteban explica que en el trato al interno hay una autorregulación, que por ejemplo, en el caso de cualquier incidente entre un recluso y un funcionario, como pueda ser una agresión del interno, el funcionario tomará un puesto alejado del lugar habitual del recluso para evitar cualquier tipo de problema. “Nuestra arma es un bolígrafo y nuestro uniforme es una chaqueta y una corbata. Los medios coercitivos están en un armario cerrado en el despacho del jefe de servicio. Cuando pasa algo hay que justificarlo en los juzgados de vigilancia penitenciaria”.
Claudio también comenta las dificultades que tienen los funcionarios a la hora de detectar la entrada y circulación de drogas en las penitenciarias, dificultades por un lado, afirma, por las denuncias de ciertas Ongs, quienes les acusan entre otras cosas de un exceso de “tocamientos” al recluso en los registros, “los de los derechos humanos se preocupan mucho más de si se ha tocado o no, que de si la droga puede perjudicar la salud del interno… Me lo ponen tan difícil, y me juego el puesto”.  “Nos han llamado represores, torturadores, hasta cansarnos, y nosotros solo tenemos un bolígrafo”.
No estamos amparados por la administración penitenciaria.
Y dificultades en la detección de drogas que también provienen de la propia administración, por los obstáculos que asegura Claudio ponen a la hora de permitir al funcionario realizar su labor para capturar la droga que se introduce, como por ejemplo a la hora de solicitar las radiografías pertinentes. “No estamos amparados por la administración penitenciaria”. “En la cárcel hay tanta droga como los medios de la administración quieren que haya”. Y según Claudio, los delitos por drogas son los más habituales en el entorno penitenciario, ya sea por tráfico o hurto, un 78-82 por ciento asegura.
Yo he llegado a aprender y espero seguir aprendiendo mucho de los presos.
Pero Claudio, por lo general, habla de buenas relaciones con los internos. “La relación interpersonal del funcionario con el preso es lo que me enriquece. Yo he llegado a aprender y espero seguir aprendiendo mucho de los presos”, afirma.  Cuando se le pregunta por la evolución del sistema penitenciario en los últimos 20-30 años, Claudio responde con otra pregunta y con datos. “¿Mejorando qué es, más progresismo menos seguridad? en el año 1975 había 10.500 presos, actualmente hay 68.000. De los 68.000 han bajado en los últimos cinco años 3.000 aproximadamente”.
El sistema ha ido especializándose tanto que el trato humano con el interno cada vez es menor
Es en el tratamiento que se les da a los internos donde observa un cambio mayor. “La función del funcionario ha ido disminuyendo con respecto al tratamiento del interno por órdenes de Madrid”. “El sistema ha ido especializándose tanto que el trato humano con el interno cada vez es menor. El trato técnico, el de juristas, psicólogos, educadores y demás ha ido aumentando y disminuyendo la labor del funcionario de a pie, quien está realmente con el interno todos los días, con lo cual todo se ha ido tecnificando y deshumanizando. El trato del funcionario con los internos antes era mucho más personal, esto se ha ido deteriorando a lo largo de los últimos quince años”. “El funcionario de vigilancia cada vez tiene menos implicación en el futuro penitenciario del interno”.
A lo largo del expediente histórico de las instituciones penitenciarias de la provincia, preguntado sobre el número de fallecimientos por suicidios en prisión, Claudio asegura que son escasos. Igualmente ocurre en el número de fugas. Con respecto a los primeros, Claudio comenta el sistema por el cual voluntarios internos realizan una labor de acompañamiento especial a las personas que pudieran presentar este tipo de indicios, generalmente reclusos condenados por delitos sexuales, por violencia de género, también a reclusos populares. Tampoco destaca el número de fugas, recordando tres de la prisión de Sevilla-I a lo largo de su historia.
Respecto a la composición de los centros, como novedad, si que destaca en estos últimos años el aumento de la edad del interno, hombres de 60, 65 años que por lo general, según afirma, son personas poco problemáticas y que normalmente están en los módulos llamados de respeto.
Otro de los asuntos que han afectado al sector penitenciario español ha sido la llamada externalización o privatización de ciertos servicios penitenciarios, vigente desde el uno de octubre, y por el cual en las prisiones con vigilancia exterior, es decir, Sevilla-I, Sevilla-II y Alcalá, tienen vigilancia privada que sustituye la labor de vigilancia realizada por la Guardia Civil. Según Claudio no cabe pensar que se haya podido beneficiar a determinadas empresas de seguridad porque “la convocatoria ha salido bajo concurso público y quien ha optado a ella es porque se lo ha ganado”.
En esta externalización, las quejas del sindicato han ido dirigidas concretamente hacia la poca preparación del vigilante jurado para ese trabajo específico, y por la reducción de puestos que supone para la Guardia Civil, sobre todo porque “los funcionarios de prisiones vamos detrás, y no nos sentimos igual de acompañados en seguridad por profesionales de la Guardia Civil o de la Policía Nacional, que por una compañía con seguridad privada”, además Claudio afirma que les informaron de que la convocatoria iba a ser para escoltas, pero finalmente solo han sido un 18 por ciento de la totalidad, ”o sea mentira, la justificación de la administración una vez más ha sido falsa o torticera”.
La rehabilitación del interno es fundamental.
Claudio Esteban lleva 35 años como funcionario penitenciario y 25 con cargo representativo en el CSIF de prisiones. De todo lo dicho solo falta por preguntar lo más importante, eso que tiene que ver con las oportunidades, con la labor rehabilitadora del sistema penitenciario. Claudio afirma creer en la rehabilitación pues “si no creyera en la rehabilitación social me haría bombero”, y asegura que funciona, “frutos da pero es que nos dan unos mimbres…”, e incide en la labor fundamental de la educación para que todo el peso no recaiga en la institución penitenciaria.
Para ayudar en esta tarea de rehabilitación se imparten talleres en los centros. Claudio comenta la existencia de, por ejemplo, talleres de maquetación metálica, de carpintería…”toda actividad es buena, porque estar en el patio es malo”. “La rehabilitación del interno es fundamental”.  Por ello Claudio afirma que no puede estar de acuerdo con la cadena perpetua pura, “criminológicamente no es recomendable, es tener a una persona que psíquicamente la anulas”, pero si considera factible una revisable para determinados delitos graves, “remarcando lo de revisable”, afirma. “Todo lo que queremos es ver a un interno tomando café en la calle, es lo que buscamos todos”.